Quienes trabajaban en un centro de cuidados en los años 70 y 80, debían lidiar con frecuencia con camas metálicas provistas de protecciones laterales similares a las barandas de un barco. El motivo es sencillo: los fabricantes de productos sanitarios de entonces no diferenciaban tanto entre «camas de hospital» para clínicas y para centros de cuidados. «Los centros de cuidados también compraban camas de hospital», recuerda el gerente de Stiegelmeyer Ralf Wiedemann. «La calidez mediante estructuras de madera no fue un tema de interés hasta los años 80. Previamente, los revestimientos a color lacados en polvo gozaban de una gran popularidad».
La situación en el por aquel entonces nuevo mercado de las camas para asistencia domiciliaria era similar. Estas camas se suministraban por centros sociales y debían «caber en el coche de la hermana» como cuenta el Sr. Wiedemann. Los primeros clásicos para asistencia domiciliaria del programa de Stiegelmeyer en los años 80 fueron los modelos 4024 y 4025, según el catálogo «camas de hospital con somier despiezable, regulación del respaldo y ruedas» y, según un eslogan publicitario, una línea de diseño «en el estilo de los muebles de hospital».

El enfoque en centros de cuidados y sanatorios como área comercial importante surgió en Stiegelmeyer a finales de los años 60, cuando cesó la producción de los muebles compactos para clientes privados, tan populares anteriormente, y se liberaron recursos. Al igual que en las camas de hospital de aquella época, el desarrollo de productos apostó en un principio por llamativos colores brillantes. Nuestra revista para clientes de 1972 hablaba con entusiasmo de una «pintura rojo coral» o ensalzaba el efecto estimulante de las «tonalidades de la escala amarillo-rojo». Detrás se escondía más que solo la moda de la época «Flower Power», en concreto los avanzados conocimientos de que las personas con demencia pueden percibir los tonos rojos mejor que el azul o el gris.
Sin embargo, al mismo tiempo que las pinturas coloridas, al ámbito de la rehabilitación llegaron también las primeras estructuras de madera. Un catálogo de Stiegelmeyer de los años 60 muestra ya con el número 5210 una «cama para sanatorio, chasis de tubo de acero, cabecero, piecero y piezas laterales contrachapadas, respaldo regulable sobre regleta dentada». Por aquel entonces podía elegirse como acabado entre los tipos de maderas africanas limba y makore, cromáticamente similares al roble y al cerezo.
En la década de 1980, las camas para cuidados con estructura de madera se fueron imponiendo lentamente. Con el título «Muebles al servicio de las personas – calidad de vida para las personas mayores», nuestro catálogo general de entonces anunciaba toda una docena de camas para cuidados con somier dividido en cuatro, regulación hidráulica de la altura y «largueros anticaídas de madera integrados». Podían elegirse piezas de madera maciza, barras redondeadas y asideros en el cabecero y el piecero.

El reequipamiento de los centros de cuidados de Alemania oriental tras la reunificación y la introducción del seguro de dependencia en 1994 provocó en los años 90 un auge de los elementos de madera en la asistencia estacionaria y ambulatoria. En 1995 aparecieron en el catálogo camas para cuidados con nombres regios: «Royal» y «Regenta». La bella cama para residencias Royal se mantuvo en el catálogo de Burmeier hasta finales de la década de 2010. Con su refinado cabecero y piecero de madera dobles a ras de suelo, era pura armonía en haya natural.
Todas estas cuestiones relativas al diseño no permitieron que Stiegelmeyer y Burmeier olvidaran lo esencial, esto es, que las camas para cuidados de los tiempos modernos debían satisfacer estrictos requisitos técnicos para proteger a las personas encamadas y descargar al personal responsable de los cuidados. A partir del cambio de milenio, las innovaciones en este campo se sucedieron sin cesar. Con el modelo Milena y sus protecciones laterales divididas, Stiegelmeyer causó revuelo en 2000 en la feria Altenpflege. La sucesora de la Milena, la Pareno (en la actualidad disponible en Burmeier con el nombre de Inovia) anunció, con una posición baja de tan solo 22 cm, la era de las camas bajas que protegen a las personas encamadas sin limitaciones de movilidad contra lesiones provocadas por caídas. Las exitosas series Elvido y Libra perpetúan en la actualidad este desarrollo. A esto siguieron sistemas Out of Bed, el sistema de estructura de madera desmontable sin herramientas Vario Safe y camas ultrabajas.
Pero el diseño tampoco se detuvo en los acabados de madera. En la década de 2010 se debatió intensamente sobre las camas para cuidados acolchadas. Debido a la gran ola de las camas boxspring, el diseño acolchado conquistó miles de dormitorios y marcó en algunos mercados también el ámbito de los cuidados. Precisamente en Alemania hubo, sin embargo, reservas en lo relativo a la higiene. Stiegelmeyer y Burmeier encontraron aquí soluciones convincentes, como los softcover desmontables para los modelos Venta y Dali o los elementos acolchados también desmontables del sistema Vario Safe. Así se cierra el círculo: la cama de hospital en rojo coral del año 1972 es en la actualidad una Elvido con elegante acolchado o el acabado de madera rojizo «Cerezo floral en tablón». Nuestras camas despiertan todos los sentidos y procuran una nueva calidad de vida.