Camas y mobiliario para el mercado privado

El emperador como cliente

125 años

Quien desee disfrutar en privado de las numerosas ventajas técnicas de las camas de Stiegelmeyer puede hacer realidad los sueños más maravillosos con nuestras camas de confort. Pese a que desde hace algunos años este ámbito de la empresa ha ido cobrando una presencia cada vez mayor, continúa pareciendo el adolescente en el círculo familiar del sector de los productos sanitarios. Y, en realidad, se trata del bisabuelo de todos.

El Grupo Stiegelmeyer es en la actualidad el fabricante alemán líder del mercado de camas de hospital y para cuidados y goza, en esta posición, de una excelente reputación en el plano internacional. Sin embargo, la orientación prácticamente exclusiva de la empresa como fabricante de productos sanitarios no comenzó hasta la segunda mitad de su larga historia. A partir de mediados de la década de 1950, las camas de hospital se convirtieron poco a poco en el producto principal de Stiegelmeyer.

Por el contrario, cuando el fundador de nuestra empresa, Johann Stiegelmeyer, inició sus primeros experimentos en 1899 en Rödinghausen, tenía en mente el bienestar de las personas en sus dormitorios privados. A finales de siglo, los ciudadanos del imperio, con una jornada semanal media de 62 horas, sufrían agotamiento crónico y dormían en condiciones incómodas y poco higiénicas, a menudo aún sobre colchones de paja o en camas comunitarias que los trabajadores compartían al compás de los turnos de trabajo. No es de extrañar que, en esta época, Johann Stiegelmeyer tuviera un éxito revolucionario con su «colchón de alambres de acero». El marco metálico de cama con rejilla de acero con muelles era resistente, higiénico y toda una delicia frente a los apoyos generalmente duros de entonces.

Los colchones de alambres de acero continuaron siendo uno de los productos principales de la empresa durante toda la primera mitad del siglo XX, pero justo después de la fundación de la empresa surgió en torno a estos somieres todo un universo de camas y accesorios para público de alto nivel. Los folletos de Stiegelmeyer de la década de 1900 parecían la lista de equipamientos para una película de princesas: «camas de latón Union» doradas y relucientes con columnas decoradas y recargados cabeceros y pieceros modernistas. Resulta interesante señalar que estas primeras «camas de confort» ya se desplazaban sobre pequeñas ruedas, con lo que fundaron una tradición que llega hasta la Libra deluxe actual.

Las camas de la época imperial respondían al gusto de la burguesía emergente que se inspiraba en la arquitectura palaciega del Renacimiento y del Barroco. Le gustaban incluso al propio emperador: Guillermo II pidió una cama para su yate de lujo «Hohenzollern». Pero mientras que en el auténtico Renacimiento cada decoración se elaboraba a mano por artistas, las decoraciones del Neorrenacimiento procedían de la fabricación industrial en serie, al igual que las camas doradas de Stiegelmeyer.

Tras la Primera Guerra Mundial, este estilo se empezó a considerar cursi y de mal gusto y fue atajado por los arquitectos y diseñadores modernos durante medio siglo. Resulta sintomático que incluso la revista para el hogar de Stiegelmeyer del año 1953 echara un vistazo al folleto dorado y menoscabara los modelos de cama ilustrados con descripciones como «monstruo de patas altas, tubo gruesos, adornado de bolas, anillos y lazos». 70 años más tarde ya no se compartiría ese juicio. En el apartamento adecuado de un edificio antiguo, la «cama de latón Union» sería una antigüedad esplendorosa. Por desgracia, no se conserva nada en Stiegelmeyer de esa época. En internet tampoco se encuentra nada. El capítulo imperial queda así cerrado para siempre.

Por el contrario, con sus muebles para clientes privados, Stiegelmeyer inició tras la guerra un nuevo capítulo de éxito. De igual forma que en su día se dio respuesta al gusto de la época del fundador, ahora se apostó por una elegancia más sencilla con reminiscencias del estilo art déco. Las ilustraciones de los catálogos de la época muestran dormitorios modernos que, incluso desde la perspectiva actual, presentan una atracción atemporal. Este logro resulta tanto más impresionante si se piensa que el departamento de desarrollo de Herford trabajaba a kilómetros de distancia del esplendor de los centros de moda de las grandes ciudades.

Además del lujo burgués, en torno a 1910 comenzaron a desarrollarse camas de hospital bajo el amplio epígrafe de «instalaciones para instituciones». De hecho, las robustas literas también se utilizaron en cuarteles, alojamientos para trabajadores y los Juegos Olímpicos de 1936. A partir de mediados de los años 30, siguió el desarrollo de camas de hospital más elaboradas que entusiasmaron incluso en el hospital Charité de Berlín. Pero antes de que estos productos se impusieran por completo en la empresa, tras la Segunda Guerra Mundial los muebles para el ámbito privado experimentaron un renacer.

Sin embargo, esta vez el grupo objetivo era otro. Si hasta ese momento se habían centrado en los deseos de las clases pudientes, los nuevos «muebles compactos» estaban pensados para el día a día de la posguerra. El producto más destacado eran camas de armario abatibles horizontalmente para pisos pequeños que podían ocultarse durante el día. Las estructuras de madera en esquina eran al mismo tiempo cama, sofá, estantería y balda. Una vez más, los diseños y el material publicitario de entonces muestran que la empresa adoptó el espíritu creativo de la época.

En los años 50 y 60, los muebles compactos eran todo un éxito con hasta 100 camas plegables vendidas al día. Podían adquirirse en grandes almacenes como Karstadt o Horten. La crónica de Stiegelmeyer señala que en la década de 1960 surgió en la empresa una rivalidad por los recursos con las camas de hospital también en expansión. Pero con el crecimiento del bienestar de esos años, por último descendió la demanda de soluciones compactas. La búsqueda de un sustituto llevó en 1968 a Stiegelmeyer a tomar la certera decisión de centrarse en su lugar en los centros de cuidados.

Con ello, la época de la empresa como fábrica de muebles para el mercado de consumo llegó a su fin. Sin embargo, el interés en los clientes privados perduró. Las fortalezas típicas de las camas médicas, como los somieres regulables en altura, los respaldos móviles o una cómoda posición de asiento, procuran al fin y al cabo también bienestar en el propio hogar. De igual forma, aumenta la aceptación de muebles regulables eléctricamente, desde el asiento del coche hasta el sillón para ver la televisión. Asimismo, el sentido del diseño acorde a los tiempos continúa siendo hasta hoy en día un sello del Grupo Stiegelmeyer.

Estas consideraciones condujeron a principios de la década de 2010 al desarrollo de la cama de lujo suite eMotion y en 2019 a la creación del sector de camas de confort. En la actualidad, este sector abarca los modelos Libra y Libra deluxe, el elemento para cama Lindeo y la serie de mesitas de noche Aparto. Con estas camas, nuestra clientela disfruta del apoyo que necesita en cada etapa de la vida.

125 años de sueño maravilloso, siempre a la última moda, pero con una calidad y fiabilidad constantes: un motivo de orgullo y satisfacción en el aniversario de Stiegelmeyer.


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