
Las camas de hospital de Stiegelmeyer de los años 70 muestran de forma ejemplar lo que caracteriza a nuestra empresa desde siempre: su capacidad de innovación, su buena intuición por los requisitos de la época y su presencia agradable. Con la exitosa Serie 70, miles de camas de uso clínico se acercaron en Alemania por primera vez al actual estándar técnico. Pero, a la vez, el diseño de entonces respondía tanto al espíritu excéntrico de la época que hace sonreír al espectador aún hoy.
Las camas de la Serie 70 en torno al modelo básico n.º 5270 aunaban todo lo que en 1968 era nuevo y moderno: respaldo y planos regulables, ruedas con freno central, posición baja de la cabeza y de inclinación de los pies, ruedas antichoque verticales y horizontales y, sobre todo, una capacidad de regulación de la altura de entre aprox. 50 y 80 cm. Por aquel entonces ya se tenía presente el trabajo respetuoso con la espalda del personal responsable de los cuidados, aunque aún no la prevención de caídas de los pacientes mediante camas bajas: durante décadas, en Stiegelmeyer se consideró que una altura para levantarse adecuada para las personas mayores de 55 cm era la posición baja óptima, lo que se llegó a confirmar incluso mediante encuestas entre los clientes.
La capacidad de regulación eléctrica ya era una opción en Stiegelmeyer desde los años 60, aunque para el mercado de consumo parecía considerarse aún prematura. En la Serie 70 se bombeaba y tiraba de manivelas y palancas con tesón para llevar las camas a la posición deseada. Para ilustrar las numerosas posibilidades, el departamento de publicidad dejó de lado la habitual reserva y subió a la cama a una modelo que, ataviada con una blusa de lunares, parecía recién salida de las comedias escolares de la época. Como logotipo de la Serie 70 se utilizó una flor de color rosa. Ya era algo: la cama seguía siendo blanca e irradiaba seriedad.

Pero eso cambió pronto. En 1973 hizo su aparición, como sucesora de la Serie 70, la nueva serie «Euroform» que era aún más moderna y que ahora también incluía una variante de modelo estándar con regulación eléctrica de la altura. Lo que resultaba impresionante era la paleta de colores entre la que elegir. Un anuncio de la época muestra, bajo el título «Stiegelmeyer lleva el color al hospital», una cama y una mesita de noche en un naranja tan brillante que podría utilizarse para señalizar una obra en la autopista.
El texto del anuncio y una búsqueda en internet explican el fascinante trasfondo: Stiegelmeyer había encargado al catedrático Stephan Eusebius (1924-2005) de la Academia de Bellas Artes de Núremberg el diseño de un concepto cromático para la línea «Euroform Color». El Sr. Eusebius gozaba de un gran prestigio como artista y experto en colores y diseñó, p. ej., jarrones de porcelana premiados para la firma Hutschenreuther. «¡Las instalaciones de los hospitales no tienen por qué ser blancas! El blanco es rígido y guarda silencio, el color vive, habla y genera un estado de ánimo revitalizante en personas enfermas y sanas», citaba el anuncio al catedrático.
La camas coloridas tuvieron un gran éxito, en especial en los centros de cuidados, como puede verse en nuestra siguiente historia del calendario. Sin embargo, como ocurrió con toda la estética de los años 70, esta idea desapareció finalmente para siempre, al menos en el ámbito de la camas para adultos. En el año 1985, en un giro sorprendente, Stiegelmeyer declaró el color obsoleto y encumbró el blanco como nueva máxima. Desde entonces, el blanco, el azul y el gris constituyeron el canon cromático serio de los hospitales, complementados en la actualidad cada vez más por acabados de madera relajantes

Sin embargo, para Stiegelmeyer los años 70 estaban muy lejos de terminar con la Euroform. En 1977 tuvo lugar otro suceso que causó sensación con la cama de hospital prémium Classic, que mejoró todas las fortalezas de sus predecesoras y que con su aleación de función de aluminio apostaba por una nueva materialidad más ligera. En la feria de Hannover de 1977, la cama fue admirada por el presidente alemán y galardonada con el premio al diseño «Die gute Industrieform». Pero, ante todo, con la Classic y sus numerosas ramificaciones comenzó en Stiegelmeyer la historia de los nombres de las camas tras un siglo de meros números de productos. Pero también de esto hablaremos más tarde en otra historia.
Cuando los años 70 llegaron a su fin, Stiegelmeyer tenía en su programa con la variante económica de la Classic, la «Comforta», una cama del siglo que allanó el camino hacia el nuevo milenio. Los ingenieros habían consolidado la capacidad de regulación eléctrica de las camas de hospital y, mediante una investigación perseverante, habían perfeccionado también la capacidad de lavado a máquina de semejante forma que Stiegelmeyer continúa beneficiándose de dicha ventaja. Un poco del espíritu positivo de la época «Flower Power» está aún vivo.