La implicación de los socios marca la empresa

Con la fuerza de la familia

125 años

El amor ya estaba presente en el comienzo del vínculo de la familia de socios Kemmler con Stiegelmeyer hace más de 100 años. Y ha continuado presente hasta la actualidad. Pero también ha habido dramas. La crónica de los propietarios evidencia de modo ejemplar las fortalezas y los retos de una mediana empresa familiar: dedicación, pasión y cohesión que, sin embargo, a menudo se han puesto a prueba con el paso de las décadas por el cambio de generación. De ahí que sea tan maravilloso que esta historia pueda contarse hoy en día desde una perspectiva afortunada en la que todo se ha encauzado hacia un futuro de éxito.

El amor surgió en 1916, en plena guerra. Por aquel entonces, la ciudad de Herford alquiló parte de la fábrica de Stiegelmeyer como cuartel, una circunstancia que indignaba cada vez más a Albert Dörnte, propietario de la empresa. Pero la breve estancia del joven soldado de 29 años Dietrich von Hollen en los terrenos de la fábrica supuso un golpe de suerte, sin el cual no podríamos celebrar este aniversario. Von Hollen, tío bisabuelo de la actual socia Anja Kemmler, se enamoró de la hija del empresario, Grete Dörnte. La relación prosperó, y la boda se celebró en 1920.

Al principio, para Albert Dörnte esto resultó muy ventajoso. Dietrich von Hollen, procedente de Martfeld en Baja Sajonia, no solo era un comerciante de gran talento, sino también adinerado. Al casarse, paso a ser inmediatamente gerente y copropietario al 50 %. Su implicación y su determinación guiaron la empresa con seguridad a lo largo de medio siglo.

Pero apenas se había establecido, estalló el primer conflicto intergeneracional. Albert Dörnte cada vez podía soportar menos a su yerno, y como la joven pareja no tuvo descendencia, temió que además su empresa fuera a dejar de estar en manos de la familia. Como consecuencia, intentó imponer a su hijo Albert junior como jefe adjunto, lo que avivó aún más el conflicto. En 1936, Dietrich von Hollen logró por fin comprar todas las participaciones de la empresa de los Dörntes.

Ahora podía dirigir Stiegelmeyer como patriarca indiscutible, autoritario y afectuoso, temido y, a la vez, jovial. La absoluta identificación de von Hollen con su empresa quedó de manifiesto poco después de la Segunda Guerra Mundial, cuando oficiales británicos fueron alojados en su casa y él se mudó sin vacilar con su mujer Grete a una caseta situada en los terrenos de la fábrica. Desde ahí podía seguir aún mejor su pequeña manía sorprendentemente saludable: impedir que sus empleados fumaran. En 1957, Dietrich von Hollen fue distinguido con la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania por su papel decisivo en la economía de la región de Westfalia oriental.

De hecho, este jefe tan previsor había organizado también antes de tiempo su sucesión. Desde la década de 1940, formó a su sobrino Fred von Hollen como heredero e impulsó a jóvenes talentos como Dietrich Tabelander y Hans Wöhrmann, quienes más tarde se convertirían en exitosos gerentes. Sin embargo, su talante irascible malogró finalmente el esperado traspaso. En 1964, cuando Dietrich von Hollen ya tenía 77 años, Fred dejó la empresa tras una fuerte disputa. Otro sobrino lo reemplazó y salvó la situación: Hans von Hollen, director de departamento de un banco de Bremen, desarrolló con rapidez la misma pasión por Stiegelmeyer que su tío. Dietrich von Hollen falleció en 1970 con 83 años mientras trabajaba como de costumbre e iba a recibir a unos clientes en la empresa.

Aunque Hans von Hollen mantuvo un estilo similar en la dirección, modernizó la empresa. Transformó Stiegelmeyer en una empresa industrial de vanguardia e introdujo en el ámbito de las camas de hospital nuevas camas de éxito, como la Comforta, que marcaron la imagen de la empresa durante décadas. También en lo relativo a la sucesión todo parecía ser, en un principio, mucho más sencillo: Hans von Hollen tenía una hija, Barbara, que se había casado en Suiza con el empresario de éxito Max Kemmler. Pero el cambio generacional resultó esta vez mucho más complicado. La joven pareja no quería trasladarse con sus dos hijos de Suiza a Herford, y Hans von Hollen rechazó categóricamente una «relación a distancia» con la empresa. Cuando falleció en 1987, dejó un testamento que consolidó las competencias de los gerentes por él designados y que excluyó en gran parte de la toma de decisiones a los auténticos herederos.

Pese a algunos vaivenes económicos, la empresa mantuvo el rumbo durante el siguiente cuarto de siglo, especialmente porque Max Kemmler finalmente pudo influir como asesor, construyendo, por ejemplo, en la década de 1990 la nueva producción de madera en Turingia. Su hija Anja Kemmler trabajó a comienzos del milenio como asistenta de dirección en Herford y se familiarizó con Stiegelmeyer desde la base. El punto álgido de esta fase intermedia tuvo lugar en el año 2004 con el traslado de la administración central de la antigua ubicación en la Annastraße a un bloque de oficinas elegantemente modernizado en la Ackerstraße, que se convirtió en el centro neurálgico de un gran complejo.

Pese a todo, en los años siguientes, la relación entre los entretanto nuevos gerentes más jóvenes y la nueva generación de socios iba siendo cada vez más tensa. A partir de 2011, Stiegelmeyer volvió a ser de nuevo por fin una empresa familiar: en primer lugar, Anja Kemmler asumió la presidencia de un nuevo consejo consultivo y desde 2012, su esposo, Georgios Kampisiulis Kemmler, dirige la empresa en calidad de presidente de la junta directiva. A esto siguieron una renovación completa de las estructuras directivas, una revalorización de la exportación y de las delegaciones internacionales y una mayor modernización de la producción en Nordhausen y en las plantas polacas de Stolno y Kepno.

Hoy en día, el Grupo Stiegelmeyer disfruta en el plano de la dirección de lo mejor de ambos mundos: una sólida familia de socios comprometidos que colabora con gerentes competentes de su confianza. Los 125 años de historia de éxito de la empresa serían inimaginables sin la implicación de la familia Kemmler-von Hollen.


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